POR QUÉ DECIDÍ SER MAESTRA

Junio. Calor. Cansancio.

Quizás te estás preguntando “¿por qué me he metido en esto de la educación?” y no encuentras una respuesta clara…

Me encantaría ayudarte a responder esa pregunta, porque después de muchos años acompañando a maestras, educadoras, profesoras, tengo, tenemos, cada vez más clara ¡la inmensa importancia y trascendencia de tu labor!

Puede que hayas tenido claro desde que eras pequeña que querías ser maestra; jugabas a ello ya con muñecas o con otros niños, te ponían a cuidar otros peques (primos, vecinos, etc). Tal vez llegaste a esta decisión ya un poco más adelante, a la hora de elegir los estudios que querías continuar. Sea como sea, lo que está claro es que algo muy profundo te ha movido a ello, porque desde luego no es una tarea sencilla.

Si algo comparten las personas que han decidido ser docentes es que tienen un compromiso con la educación y con los niños y niñas. Se sienten llamadas a estar allí, cerquita, en el día a día, ofreciendo lo mejor que tienen en su aula y escuela. Incluso con las dificultades que surgen, siguen adelante. Incluso con el desgaste, siguen adelante.

Por eso hoy querría enumerar los motivos que te trajeron hasta aquí, con el anhelo de que te puedan reconfortar en los momentos que se sientan especialmente duros.

 

INSPIRAR E IMPACTAR

Ser docente supone que influyes, directamente, en la vida de muchas criaturas. Muchísimas, a lo largo de toda una carrera. Esa capacidad de generar impacto en un ser humano, especialmente si es un infante, es muy poderosa y motivadora. Nos hace sentir grandes y poderosos, a la vez que humildes y responsables.

Ser conscientes de que nos traemos entre manos nada menos que el devenir de la humanidad nos hace mejores maestras, y recuperar el sentido profundo de la profesión es altamente necesario. Aunque muchas veces desde fuera esto no esté reconocido a nivel económico o social, la realidad es que sigue siendo una tarea bella que necesitamos recuperar y reconocer nosotras mismas.

Hace poco vi un vídeo en el que varias personas famosas (cantantes, actrices, empresarias…) nombraban una maestra que había tenido impacto en sus vidas. Altamente emocionante, como después de tantos y tantos años, con la fama y el dinero, seguían teniendo muy claro y muy dentro del corazón el nombre de alguien que les había inspirado y transformado a lo largo de la infancia. En ocasiones, únicamente esa maestra había podido verles con ojos de confianza y amor, más que sus propias familias…

 

RECIBIR EL CARIÑO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS

Un motivo muy frecuente para querer ser maestra es recibir el amor incondicional de las criaturas. Ser docente supone, en los días buenos, un sinfín de miradas de admiración y cariño, de abrazos calentitos y de palabras que emocionan. De cartitas y dibujos que iremos guardando, de mensajes de las familias, de un torrente de afecto que nos llena y recuerda que tiene sentido lo que estamos haciendo, que hay un efecto inmediato (y otro que lo mismo nunca lleguemos a ver).

Es bonito recordar que eso sigue estando disponible para ti, aunque haya días que lo único que quieras es salir corriendo e incluso se te despiste ver una sonrisa que quedó por allí tapada detrás de un mordisco, un grito u otra cosa que distrajo tu atención. Y que eres totalmente merecedora de esa admiración, respeto y cariño, ¡no tienen precio! Y no son tan frecuentes en ningún otro trabajo…

 

CAMBIAR EL MUNDO

El aula es una célula micro que representa toda la sociedad. Lo que ocurre en el aula puede generar cambios en la escuela, en el barrio, en el pueblo, en los países… Parece muy distante una cosa de la otra, sin embargo diversas experiencias en el mundo han mostrado que lo que ocurre dentro de la escuela puede trascender hacia el entorno*, mejorando la calidad de vida de las personas de la propia comunidad educativa y también de todos los demás ciudadanos.

Si queremos construir una sociedad más humana, amorosa y conectada, desde luego el lugar privilegiado para ello es la escuela, ya que en nuestra cultura es un gran faro comunitario para las familias y para las propias criaturas. Tal y como se funcione en el aula, se funcionará fuera. Al revés también es cierto, claro, pero lo que quiero resaltar aquí es la fuerza de cambio que existe, potencialmente, en la escuela.

Una maestra que trate bien a las personas será un ejemplo a seguir por los que están a su alrededor. Sencillamente porque les hace sentir bien, porque pueden recibir una mirada sin juicio y disponible, y eso de por sí es una gran herramienta que convierte a las docentes en agentes de cambio cotidianos, permanentes.

¡Suerte de aquellos niños, niñas, familias y claustro que cuente con personas así!

En nombre de La Semilla Violeta, queremos agradecer inmensamente tu dedicación, energía, entrega, ilusión, esperanza, perseverancia y amor. Sin ti, sin tu labor, el aula y la escuela serían un lugar más gris y frío, y los niños y niñas estarían en un mundo menos cálido y humano.

Deseamos que puedas encontrar todo aquello que nutra tu alma para que puedas seguir caminando mucho tiempo aún, ojalá aquí junto a nosotras.

 

Fernanda Bocco

* En Poblenou pudieron llevar mejoras en los barrios a nivel urbanístico a partir de los centros educativos. La Escuela Verde en Bali generó influencia a nivel de consciencia medioambiental en su entorno cercano. La escuela High Tech en San Diego genera soluciones para problemas reales de la comunidad.



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