¿QUÉ ES ALTA DEMANDA?
Últimamente en consulta oigo a muchas familias que me preguntan si creo que su hijo puede ser de alta demanda. Lo dicen porque lo han oído en algún lugar, otra madre se lo ha comentado, o incluso en la escuela alguna maestra lo ha dejado caer. Y casi siempre se sorprenden cuando les digo: toda criatura humana es, por definición, de alta demanda. ¿Qué quiero decir con esto?
Si por “alta demanda” entendemos un niñ@ que…
– necesita contacto todo el tiempo
– llora cuando no está en condiciones de cercanía física con su cuidador
– busca por todos los medios disponibles restablecer una sensación de seguridad
– sólo se relaja en brazos de su madre o cuidador
– requiere una atención permanente
– busca que satisfagan sus necesidades
… es que no hemos entendido que todo bebé de nuestra especie (y de muchas otras) viene así de serie, como resultado de un larguísimo proceso evolutivo que le ha permitido sobrevivir durante millones de años.
Lo que ocurre es que este bebé nace, a día de hoy, en un entorno muy poco preparado para recibirle. Hay muchas exigencias, prisas y expectativas hacia la infancia, mucha fragilidad familiar a nivel relacional y económico, escasa presencia por parte de adultos referentes, un foco exclusivo en lo académico y laboral, a la vez que un vacío generalizado de sentido y propósito. En ese contexto, evidentemente, una criatura que nos convoca a relentizar, a parar incluso, a conectar desde un lugar mucho más visceral y poco conocido, a habitar nuestro cuerpo, a generar un vínculo y sostener una inmensa dependencia hacia nosotras, nos hace explotar.
Antes de que alguien lance “dices eso porque no conoces a mi hij@”, quiero reconocer que hay muchos bebés que, incluso con una madre o padre muy cercanos, siguen dando señales de incomodidad, sin consuelo ante las atenciones recibidas. Es un hecho.
Pero antes de decir a la ligera que es un infante de alta demanda como si eso lo explicara todo, sobretodo como si fuera culpa del bebé, quiero recordar que no existe tal categoría clínica.
¿ENTONCES, NO EXISTE UN DIAGNÓSTICO DE ALTA DEMANDA?
No. La alta demanda no es un diagnóstico psicológico, pedagógico ni educativo. No está recogido en el DSM ni en el CID.Es un concepto creado hace no tanto tiempo, que no responde a ninguna condición neurológica en particular, y que se está usando indiscriminadamente como una manera de patologizar la infancia, transformando algo natural en una enfermedad.
En defensa de William Sears, el pediatra que acuñó el término, diré que él jamás pensó que se utilizaría como se está haciendo ahora. Cuando empezó a hablar de esto, a raíz del nacimiento de su cuarto hijo, lo que quería destacar era que a veces tenemos que dejar a un lado todos los libros y guías de crianza para sencillamente conectar con un bebé que nos pide cuerpo y mirada, es decir, para responder a su “alta demanda”.
En aquél momento (y a día de hoy, todavía), las corrientes en pediatría decían que no había que hacer caso al bebé, que iba a terminar controlándonos, y por eso había que mostrar “quién mandaba”, dejándolo a su aire. Es decir, que para darles una “buena educación” había que abandonar a nuestr@s hij@s. Al escribir su libro, Sears nos estaba invitando a no hacer caso a los profesionales, vecinos y familiares bien intencionados que dicen que dejemos nuestr@ hij@ llorar, que no le cojamos en brazos, que no le traigamos a nuestra cama. De hecho, fue el Dr. Sears también quien lanzó el término “crianza con apego”, basado en la teoría del apego de Bowlby. Ya podemos ver por dónde iba. ¡Todo lo contrario a lo que estamos defendiendo ahora cuando decimos “de alta demanda”!
¿QUÉ PUEDO HACER SI CREO QUE MI HIJO ES DE ALTA DEMANDA?
Si realmente queremos seguir hablando de niñ@s de alta demanda (francamente espero que no, por las connotaciones que se le está dando), al menos recuperemos su sentido original. No para culpar a una criatura como “hiper exigente”, “manipuladora”, “egoísta”, “exagerada”, “cansina”, “quiere atraparme”, etc. Si acaso, utilicemos esa etiqueta como un recordatorio de que, como adultos, podemos acompañarle mejor dándole “más contacto, más comprensión, más sensibilidad, más paternidad con apego” (palabras de Sears).
Es decir, nos puede servir cambiar ese término y decir niño de “alta necesidad”, que es la palabra original que usó el Dr. Sears (y también la palabra “exigente”, debo reconocer). Parece algo menor, pero esto nos ayuda a volver a conectar con ese infante, observando atentamente cuáles pueden estar siendo sus necesidades no satisfechas para poder dar una respuesta coherente. En uno de los artículos escritos recientemente por el famoso pediatra hay una serie de sugerencias que podemos rescatar para mejorar nuestro acompañamiento.
- Cuando en duda, escuchar y responder a su llanto. Está intentando decirnos algo.
- Nuestra función no es cambiarle para que sea de una manera que mejor nos convenga.
- Su manera de ser no es un problema de conducta, es una personalidad a ser nutrida.
- Re-definir a nuestro bebé en términos positivos nos ayuda a enfocar en sus cualidades en vez de sólo percibir las que nos molestan.
- El auto-cuidado de los padres y madres es esencial para poder ofrecer un cuidado de calidad.
La próxima vez que alguien se vea tentado a etiquetar su hij@, sobrin@ o alumn@ como de alta demanda, recordad: toda criatura humana se regula dentro de un vínculo seguro, cercano, pacífico, claro, amoroso, disponible, firme. Si algo debemos cambiar no es al infante, es a la relación que estamos estableciendo con él.
Texto: Fernanda Bocco
Imagen: autor desconocido