Un tiempo de acogida para tod@s

Después de algunas semanas de descanso veraniego, en estos días estamos volviendo a las aulas. Quizá faltan algunos preparativos de último momento, pero ya tenemos (casi) todo listo: los espacios de la escuela, las mochilas de niños y niñas, las agendas que estrenamos (ellos y nosotras)…

Poco a poco, todo va encontrando su lugar, posándose. Esta es una de las principales tareas de los docentes en este tiempo de acogida: facilitar que ese comienzo sea un aterrizaje suave, como de pluma. Y la pluma va cayendo despacio, con suavidad; así debe de ser, en la medida de lo posible, este proceso: suave, progresivo, delicado, sensible.

Claro que esto, por suerte, cada vez más escuelas infantiles y colegios lo toman en cuenta para los más pequeños, los que comienzan. Pero, ¿y los más mayores? ¿pensamos en cómo favorecer este tiempo de acogida para ell@s? ¿tenemos en cuenta si han cambiado de maestra, de compañer@s, de colegio?

Veamos algunas reflexiones y sugerencias que pueden apoyar este proceso:

Priorizar: en este tiempo (¡y siempre, realmente!) lo importante es cómo se va construyendo el vínculo. Te invitamos a dejar de lado la programación, los cuadernos, los libros, y enfocarte en lo más importante ahora. Ofrecer seguridad, co-regulación, aceptación y mirada se vuelve en estos días imprescindible. No olvidemos que el ambiente del aula dependerá, en gran medida, de la calidad de la relación que construimos con nuestro grupo.

Si eres madre o padre, te invitamos también a enfocarte en este tiempo, evitando muchos planes por la tarde, favoreciendo el tiempo de descanso, buscando más momentos de encuentro con tu hijo/a… se trata de poder poner la energía en lo que está ocurriendo ahora, para poder atenderlo como requiere.

Ser flexible: en la medida de lo posible, y ahora que la situación sanitaria lo permite, ¿cómo podemos acoger las necesidades individuales de cada niño/a, de cada familia? Y cómo no, cuando la circunstancia no lo permita informar sobre ello, seguir abiertas a la escucha y asegurar la comunicación.

Hacer un ritual de bienvenida: gracias al que todos, tanto los recién llegados como los que continúan, puedan sentirse acogidos en ese nuevo curso que comienza.

Tiempo de acogida, de vinculación para niños…¡y adultos!

Ahora bien, no debemos olvidarnos de que este tiempo de acogida es también para los adultos: las familias, los equipos. Solemos centrar nuestra atención en los niños y niñas que empiezan o regresan a las aulas, pero ¿cómo atender a esa madre que se queda compungida porque deja por primera vez a su bebé en la escuela? ¿cómo recibir a las maestras que se incorporan al centro? ¿cómo cuidarnos nosotras mismas para poder estar disponibles para acompañar todos estos procesos de nuestros hijos, alumnos?

No olvidemos que los adultos también formamos parte de la ecuación y que llevaremos a la relación educativa gran parte de cómo nos sintamos. Una relación respetuosa entre las familias y el equipo docente es un elemento indispensable en esa “alianza de cuidados” de la que habla Carlos Pitillas o, más aún, para llegar a una “cultura de los cuidados” en las que generamos posibilidades y oportunidades para atender lo que realmente importa: las necesidades de unos y de otras. Solo así podremos construir espacios de bienestar compartido.

Texto: Nuria Comonte

Imagen: Autora desconocida



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