SÉ EL CAMBIO QUE ESPERAS

Tras lo vivido las últimas semanas, muchos nos hemos permitido jugar con la idea de que toda esta situación podría servir como detonante de un cambio, en muchos aspectos (social, económico, educativo…) tan necesario como urgente. Así, esta situación solo ha puesto de relieve, blanco sobre negro, multitud de pequeñas realidades que se dibujan, por fin, insostenibles: las ratios en las aulas, las consecuencias de olvidar la importancia de los cuidados, la certeza de que el proceso de enseñanza-aprendizaje no puede reducirse a la simple transmisión de información, la solitaria cotidianeidad de muchas personas mayores…

Hoy, que poco a poco vamos retomando cierta “normalidad” (entendida como se pueda) podemos preguntarnos en qué consiste ese cambio que anhelamos que ocurra ahí fuera. ¿Es posible que suceda sin una transformación concreta en mí? Esperar que exista una sociedad más justa, una educación más nutritiva, acogedora y viva, una relación más respetuosa con la naturaleza supone, inevitablemente, plantearnos y revisar cómo tomamos en cuenta, nosotras mismas, todas esas realidades.

¿Cómo cuido de las personas mayores de mi familia? ¿utilizo mis relaciones personas más cercanas para descargar mi malestar, haciendo cierta la terrible frase “donde hay confianza da asco”? ¿puedo, con mis pequeños actos cotidianos, tener más cuidados hacia la naturaleza, hacia la vida? En definitiva, cómo ese gran cambio tan esperado se traduce y concreta en mi día a día. Descubrámonos con esa capacidad creativa, a partir de nuestro día a día. Hagámonos responsables de lo que sí está en nuestra mano hacer diferente y dejemos de mirar hacia otro lado; encontremos la manera de hacer del cambio posible una realidad.

Texto: Nuria. La Semilla Violeta.

Imagen: Luis Alves Illustration.