Aulas en las que hay tiempo para lo que realmente importa

Una educación del “hacer” o del ser y estar

Una carrera hacia adelante.

Un tiempo acelerado que seguimos estirando como si fuera infinito, pero que no para de avisarnos de que no de más de sí.

Nuestros cuerpos tampoco.

Y nosotras, empeñadas en que nada quede fuera, programamos la enésima actividad de ciclo. O intentamos la última tendencia pedagógica de Instagram.

Las aulas se están convirtiendo, cada vez más, en lugares de ritmo vertiginoso, alejado del tempo natural de la vida, que poco tiene que ver con la prisa, mucho menos con la urgencia.

Lo difícil es que esa urgencia se nos ha metido dentro y no sabemos cómo sacudírnosla de encima. Y la tenemos tan incrustada bajo la piel que empieza a parecernos inevitable; algo de lo que no podemos escapar. Hoy te traigo, nos traigo, una buena noticia: hay algunos cambios que sí está en tu mano hacer, y que pueden suponer una gran diferencia en tu día a día. Pueden aportar más bienestar al ambiente de tu aula, a los niños y niñas…¡y a ti!.

Párate: un momento, nada más. Puede ser mientras lees estas líneas. Detente. Ya sabes: desde el tren de alta velocidad en el que nos hemos subido no podemos ver las mariquitas. Así que si no queremos que la urgencia nos arrase, necesitamos tener este momento de pausa. Es posible que sintamos un poco de vértigo al querer bajarnos de esa centrifugadora a la que nos hemos subido, pero ojalá encuentres un instante para hacerlo. Merece la pena.

Atrévete a hacer preguntas incómodas: ahí, en esa pausa, hazte una pregunta: “si en mi aula solo hubiera tiempo para lo más importante, ¿qué dejaría?”. Elige tres o cuatro pilares fundamentales. Aquí te dejo algunas pistas: la construcción de un vínculo seguro contigo, el juego espontáneo, la actividad autónoma, el acompañamiento emocional, el desarrollo psicomotor, el encuentro con los otros/as. Si estás en Primaria o Secundaria, la cosa se complejiza, pero diría que los pilares son muy similares.

Menos es más: a partir de esos pilares, puedes ir añadiendo otras propuestas o ideas, pero sin perder de vista lo importante: las aulas no deberían ser espacios donde prime el hacer sobre el ser o estar.

Lento, lento, lento: una vez que te has asegurado de que en el día a día de tu aula cabe lo importante, y que has quitado aquello que es prescindible, podemos (debemos) ralentizar el ritmo de lo que queda. No es solo que hagas menos, es que lo hagáis en el aula, puedas hacerlo con más lentitud.

Busca tu propia tribu: no estás sola. Aunque entre las cuatro paredes de tu aula pueda parecer que eres la única que se plantea “estas cosas”, te aseguro que no es así. Lo sé porque es algo que siempre comparten las más de 300 alumnas que han pasado por nuestro Curso Universitario en Pedagogía Activa y Transformadora: que por fin se sienten entendidas, y que dejan de sentirse las raras de sus centros, porque descubren que hay otras muchas como ellas. En unas semanas abriremos las inscripciones de la nueva edición y si quieres ser de las primeras en saber cuándo, ya puedes puedes apuntarte a la lista prioritaria.

 

 

Texto: Nuria Comonte

Imagen: Ivan Samkov



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