pedagogia alternativa

EL RESPETO ES UN FIN EN SÍ MISMO

Los últimos avances en neurociencia confirman lo que muchas maestras, maestros, ya intuían: que para que el niño/a pueda aprender, su bienestar emocional es una condición previa, necesaria. En paralelo, proliferan las propuestas de educación o gestión emocional, aunque no dejaremos de insistir en que una emoción, sea la que sea, en líneas generales, no debe ser conducida sino acompañada.

Asegurar la seguridad y confianza de nuestros alumn@s, de nuestros hij@s, no debería nunca ser entendido como una herramienta para mejorar sus aptitudes para el aprendizaje, sus habilidades sociales o su capacidad para manejar la frustración. Los cuidados atentos, el respeto a su autonomía, la escucha de sus necesidades, no deberían ponerse al servicio de nada más, porque deberían considerarse fines en sí mismos. En un momento social en que parece que nuestras vidas están inexorablemente conducidas a trabajar y a producir, es decir, a un objetivo supuestamente mayor que el de “estar vivos”, quizá suponga un salto abismal considerar que nuestro paso por esta vida tiene más que ver con el SER que con el HACER, con el TENER. Que esta huida hacia adelante en la que nos vemos arrastrados no nos lleva a ningún lugar, porque no hay más lugar al que llegar que este que estamos habitando ahora mismo.

Así, el respeto, en sentido amplio, no es una manera de conseguir que el niño/a haga o deje de hacer tal o cual cosa, es aquello que niños (¡y adultos!) merecemos por el simple y maravilloso hecho de estar vivos.

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Texto: Nuria Comonte.
Imagen: Autor desconocido.



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